Uno y trino: El Agorante Aberrante

Vivimos tiempos complicados, tiempos de cambio, tiempos para adaptarse muy rápido a grandes cambios. Tiempos en los que uno incluso le gustaría que hubiera más cambios. Tiempos en los que ya no vale buscar el queso como nos contaba Spencer Johnson. El queso ahora está en constante movimiento, sólo las personas que sepan crear sinergias, tejer redes y crear movimiento a su alrededor podrán competir (uff que pereza de palabra) en esta vorágine en la que vivimos. No se pero últimamente tengo sensaciones extrañas porque por un lado estoy rodeado de proyectos muy interesantes, siento que tengo red a mi alrededor y que eso provoca cada vez más energía positiva plasmada en más y más apuestas personales inimaginables hace unos añitos… Pero, por otro lado, veo a personas cercanas que están siendo devoradas por la crisis a pesar de ser personas integras y excelentes profesionales. Lo más fácil sería olvidarles o dejar unos metros de distancia y subirse a la ola, disfrutarla y exhibirse con ella por si alguien está mirando desde la orilla, pero, la verdad es que no está el ambiente para exhibiciones sino para comprometerse ahora más que nunca con tu entorno.

El modelo actual de empresa que conocemos está muerto y caduco. Es el momento de apostar por las personas. Es el momento de desterrar los perfiles dentro de las organizaciones. Es una lástima que a muchos todo esto que poco a poco sigo viendo venir puede que les llegue tarde. Mi pequeño homenaje desde aquí a todas las personas que lo están pasando mal y animarles a que sean ellas mismas. A que se olviden de su trayectoria profesional y se arriesguen para hacer lo que realmente saben hacer. Toda persona tiene dentro un gran profesional de algo que es probable que se haya quedado dormido por la actividad laboral que han desempeñado. Aprieta los dientes y sé el o la mejor en aquello para lo que realmente vales. Aquello que hace que además de trabajar consiga que te diviertas y te llene de energía. Lucha y estréllate cien veces que igual a la 101 verás que puedes hacerlo. Se humilde y orgulloso. No compitas busca aliados/as. Discute, discrepa y disfruta por partes iguales. Y recuerda que «para agobiarse siempre hay tiempo».

Por supuesto que aquí estoy para cualquiera que me necesite, sin mucha pasta pero con dos brazos y dos piernas para quien solicite ayuda. Vamos, como siempre y con más energía si cabe.

Igual son simplemente sensaciones mías, pero, cada día veo o mejor dicho leo que aquella horda de bloguer@s nacidos hace ya unos añitos está perdiendo fuelle. Todos mantenemos nuestro blogs pero tengo la sensación de que hemos perdido periodicidad. Lo que antes era tarea obligada y post diario se ha convertido en un » a ver si escribo algo que no si ni cuando escribí el último post». Parece que es mucho más fácil jugar con los Topics de Facebook o Twittear para cumplir nuestra misión del día. Y la verdad es que el tiempo no está como para permitirse lujos. Yo siempre he dicho que trabajo para poder comprar tiempo: Tiempo para mi, para mis cosas, para mi familia, para mis aficiones, para mis amig@s. Nada más lejos de la realidad actual: Ahora trabajamos para sobrevivir y no hay horarios porque todo tu entorno está con los cuchillos afilados y tengo la sensación que el que se despiste puede acabar mal, muy mal. Esto que llaman crisis ha desembocado en una irracionalidad manifiesta para hacer las cosas, para competir, para pisar, para tener que hacer cuatro cosas a la vez, para estar buscando debajo de las piedras el trabajo que no encuentras. Al final para qué, para descubrir que hemos vuelto a la esclavitud que algún día dijimos que nuestra generación iba a erradicar.

Tengo la sensación de que esta crisis está intentando volver a las formas absurdas de trabajo del pasado, donde el tiempo y tu vida tenía un sólo sentido: Trabajar. Y encima a ver quien es el valiente que le da el giro a todo esto viendo que llega la hipoteca, que tienes familia y que tus sueños no llegan nunca a cumplirse. Viendo que hoy y mañana siempre habrá alguien esperando a que cometas un error para sacarte los ojos.

Tiempo y no tanto euros. El bien más preciado debe seguir siendo nuestro objetivo para volver a sentirnos más personas. Para volver a escribir a diario y que la crisis no mate a nuestra estrella.