El miércoles pasado tuve la oportunidad de colarme en el salón de actos de Lakua para ver a Jordi Graells. Un buen amigo al que siempre gusta escuchar porque siempre centra sus reflexiones sobre la experiencia algo que pocos pueden contar.
Da gusto escuchar a la experiencia hablar desde dentro de la administración de como mover tornillos oxidados y abrir tapas, puertas y pasillos intentando siempre un mestizaje funcionarial. Algo que en muchos casos parece impensable: Comunidades de Práctica para la gestión del conocimiento que produzcan olas de contagio y fuertes dosis de motivación interna.
Uno de los momentos que me tocó la fibra, ya que es algo en lo que siempre he creído y proyectos hablan por mi en los que he luchado por esto, es la importancia que tiene para cualquier acción externa la complicidad interna. Acometer acciones desde dentro hacia fuera. Normalmente somos los externos de la administración los que acometemos proyectos y normalmente pensamos que contar con las personas de dentro exceptuando con el Director de Proyecto de turno puede ser un incordio. Así lanzamos productos, servicios o proyectos de la administración creados desde fuera para venderlos hacia fuera sin que los administradores o gestores del producto, servicio o proyecto intervengan en el desarrollo de la acción.
A mi me encanta crear desde dentro hacia fuera. Implicar a las personas de dentro y aprender junto a ellas esas pequeñas cosas que sólo te cuentan cuando sienten que estás a su lado valorando su trabajo. Está claro que esta forma de actuar puede resultar incómoda o demasiado innovadora para algunas personas. Recuerdo en el mismo salón de Lakua en una ocasión donde la parte contratante me criticaron en un proyecto por hacer eventos muy «Yankees». Resulta impresionante que en lugar de dedicar una hora a algo le dediques 100 para después no conseguir respaldo «upstair».
Tengo sobre todo esto experiencias muy buenas como el desarrollo de la marca de EJIE donde intentamos implicar en el desarrollo de la marca a toda la empresa o todo lo que ha pasado alrededor del Proyecto de Contratación Electrónica. Seguro que el equipo de trabajo que estuvo en el Proyecto más complicado que me ha tocado digerir como el de «Eizu» todavía recuerda con cariño aquellas sesiones de trabajo creando la marca entre todas las personas del grupo involucrando a todo su entorno.
En la jornada también se habló de participación y de cómo fomentar esa participación y curiosamente Jordi también habló de dentro hacia fuera. Yo comparto totalmente lo comentado e incluso bromeamos a la salida con el tema. Dentro – Fuera como nos enseñaba Coco.
Pero, ¿qué pasa si el producto lo hemos hecho fuera? ¿Todo está perdido? ¿Tendremos que usar la alquimia del marketing más voraz hacia la ciudadanía? Pienso que no y la solución normalmente no son grandes campañas de marketing o publicidad. Para conseguir cosas grandes muchas veces es mejor hacer cosas pequeñas.
Acciones de comunicación pequeñas desde dentro y desde fuera. De fuera a dentro, de dentro a fuera. Acciones en busca de la participación de persona a persona. Y por qué no ir puerta por puerta. Así de entrada puede parece algo muy complejo y con muchas necesidades de personal pero si le damos una vuelta igual las cosas son más sencillas, ¿Cómo? Las nuevas tecnologías nos ofrecen un abanico de posibilidades. Una herramienta por si sola, por muy bien programada que esté, no puede ser la puerta abierta a la participación. Detrás de esa puerta abierta uno espera encontrar a personas que le guíen, le expliquen, le provoquen, le motiven y le hagan sentirse importante.
Por cierto, hace unas cuantas lunas desde una iniciativa que ya no existe se me pidió hacer un post que ahora no enlaza con ninguna parte. Voy a aprovechar para recuperarlo ya que de participación hablamos.
¿Sociedad no participativa?
He escuchado en muchas ocasiones que nuestra sociedad es pasiva en la participación. Que por mucho que difundas una acción participativa y por muchos esfuerzos que realices en medios de comunicación, al final, la participación siempre se concentra en un pequeño grupo de personas. No se si estáis de acuerdo con esta afirmación pero si me permitís aportar mi opinión personal a mi esto me parece ridículo. Como se puede afirmar que a esta nuestra sociedad no le gusta participar, opinar y debatir. Igual estamos ciegos o mejor dicho estamos sordos. No se vosotros pero yo vivo rodeado de personas participativas. Ayer me acerqué a la peluquería y hubo un interesante debate sobre macroeconomía popular. Esta mañana he tomado café en el bar de costumbre y he participado en una curiosa conversación sobre la futura Presidencia del Parlamento Vasco. El viernes pasado tuve comida en el txoko con la cuadrilla y hubo todo un ejercicio participativo sobre política general. Ayer esperando la salida de los niños del colegio se estuvo dialogando sobre un semáforo que han cambiado el modo de funcionar y que nos retrasa la llegada a la ikastola. Y que decir sobre las lecciones sobre meteorología que me aportaba hace una hora un taxista.
¿Cómo se puede decir que las personas no son participativas? No será, tal vez, que estamos intentando que la conversación acuda a nuestras herramientas y no que nuestras herramientas acudan a la conversación. El ágora está en muchos lugares y no nos resultará complejo encontrarlo si activamos nuestras orejas. Recordar que tenemos el doble de capacidad para escuchar que para hablar 2×1 ;o)
La fórmula que yo propongo para activar la participación en esta nueva legislatura es compleja pero muy fácil de poner en práctica: Escuchar (acudir a los lugares de conversación) Enlazar (con lo que se opina nos guste o no) y Compartir (conocimiento abierto). Agítese todo, mézclese, cambien el orden y añadan el ingrediente de comunicación que prefieran (Si deseas buscar ingredientes activos te recomiendo visites: Aprendices (aprendices.wikispaces.com), Politika2.0 (politika20.wikispaces.com). El resultado de la fórmula será distinto en cada caso pero garantizamos que siempre será enriquecedor: metodología líquida.
