Tuve suerte en mi infancia de vivir rodeado de prensa diaria. Siempre guardo ese recuerdo en mi mente viendo a mi padre (albañil de profesión) y a mi madre (sus labores) leyendo la prensa, comentando y estableciendo diálogo familiar alrededor de las noticias, las esquelas o el corte de agua que se anunciaba en esos cuadraditos pequeñitos de texto. Pero el momento mágico llegaba para mi hermano y el que escribe cuando llegaba la última página del diario El Correo español El pueblo vasco (así se llamaba). En esa mágica página final estaba la viñeta de Don Celes. Una viñeta que ninguno entendíamos pero de eso se encargaban mis padres. El momento mágico se escenificaba cuando mis padres nos explicaban el chiste que contenía la viñeta. Era uno de los momentos más felices del día, sobre todo, los fines de semana cuando la atención era mayor en este protocolo diario.
Mucho tiempo ha pasado pero siempre miro y seguiré mirando esa viñeta con gran cariño. Pero aquí casi empieza la historia porque un buen día el destino me acerco un poco más a Don Celes. Allá por los 90s yo trabajaba de profesor y en uno de esos apasionantes cursos tuve un alumno peculiar. Su nombre era Txemi y casi desde el principio empezamos a congeniar. Todavía recuerdo e incluso guardo algunas de sus viñetas que dibujaba en servilletas de papel cuando salíamos de marcha y algo divertido ocurría esa noche. Txemi es y ha sido siempre un genio incomprendido y no se conformaba con dibujar. Se atrevía a grabar divertidos sketches en casettes que llevaba siempre en el coche, después empezaron los buzones de voz en su casa que eran auténticas joyas creativas, de ahí empezamos con los móviles, después con los chats y así, siempre innovando nació el gran invento de Txemi: el marketing viral. Sí el fue el inventor de la Gaseosa Crus de Gorbea: Txemi del Olmo. Tengo el orgullo de haber vivido esa historia de cerca y siempre me gusta hablar de ello.
Txemi me abrió las puertas de su casa lo que me permitió conocer a su padre: Luis del Olmo. El autor, el creador, el gran oráculo: El padre de Don Celes. Un tipo genial. Puedo decir que además un amigo que me ha regalado varias viñetas dedicadas. Todo un lujo par mi.
Pero bien, atendiendo al título que aparece en el Blog ahora me toca a mi vivir ese protocolo diario familiar alrededor de Don Celes. Mis hijos cuando llego a casa lo primero que me preguntan es dónde está el periódico porque quieren vivir ese momento mágico en el que yo les explico la viñeta del día de Don Celes. Ese pequeño momento que siempre termina con la frase: » y Don Celes se enfada».
Igual pensáis que todo esto es una estupidez y que empiezo a hacerme viejo pero tenía ganas de compartir con vosotros este íntimo momento familiar y su historia.
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